"LA CAFETERÍA DE CELESTINO"
Original de César Hernández Delgado
Personajes:
*Rafael Celestino Rivas
*Iraida Rivas
*Mercedita Rivas
*Iraida Rivas
*Mercedita Rivas
*Rafael Elías Armas
*Rafael Barrios González
*Arturo Graffe Armas
*Jonás Rojas
*Julián Aragort
*Isidro Barrios
*Rafael Celestino (El Negro) Rojas
*Ángel Rosendo (Chicho) González Aragort
-LUGAR: La historia transcurre frente a la casa de Celestino
Rivas, en la calle Anzoátegui de San José de Guaribe.
Esta obra ha sido inspirada en
Don Celestino Rivas (El congo), un personaje característico de nuestro pueblo desde
hace muchos años por su venta de café, la cual iniciaba diariamente frente a su
casa, desde bien temprano, con el sonar de una tambora y el despuntar de un
espíritu noble y optimista. La singularidad de Don Celestino destella hoy en
día en la memoria del Guaribense, en su historia y legado cultural, y forma
parte del sentir de un pueblo rebosante de vivencias y amor por lo suyo. Como
nuestro Celestino Rivas, en la obra el resto de los personajes fungen de la
misma manera y simbolizan el Guaribe pasado, cada uno con sus peculiaridades y
sentidos, constituyendo así lo que representó por mucho tiempo la vida de este
pueblito pujante y noble.
Apertura de la obra
MONÓLOGO:
-“¡Caracha, ya son las cuatro ´e la mañana! Ya se puede oí
el primer canto ´e los pajaritos… ¡Cuánto silencio aquí!... En pocos minutos, ¡aquí mismito!, frente a esta casa, se sentará Celestino Rivas a despertá con su tamborita al pueblo, avisando que ya está listo el cafecito para la venta; en pocos minutos, pasarán por aquí to´ esos viejos madrugadores a tomá café antes de empezá la faena, to´ esos ordeñadores que van camino a los corrales… Conversas y más conversas se oirán aquí. Aquí, como en aquellas madrugadas, revivirá el espíritu sencillo, amable y típico del guaribense de aquellos tiempos, siempre vivo en la memoria y el amor por lo suyo.”
-“¡Caracha, ya son las cuatro ´e la mañana! Ya se puede oí
el primer canto ´e los pajaritos… ¡Cuánto silencio aquí!... En pocos minutos, ¡aquí mismito!, frente a esta casa, se sentará Celestino Rivas a despertá con su tamborita al pueblo, avisando que ya está listo el cafecito para la venta; en pocos minutos, pasarán por aquí to´ esos viejos madrugadores a tomá café antes de empezá la faena, to´ esos ordeñadores que van camino a los corrales… Conversas y más conversas se oirán aquí. Aquí, como en aquellas madrugadas, revivirá el espíritu sencillo, amable y típico del guaribense de aquellos tiempos, siempre vivo en la memoria y el amor por lo suyo.”
Primer acto - sale de la casa una jovencita,
sobrina de Don Celestino, con una escoba de barrer en la mano y una cesta ocupada de
conservas de leche y guayaba; coloca la cesta sobre una mesa y comienza a
barrer. Detiene por un instante el barrido y exclama:
MERCEDITA: -¡Papá gordo, ya están listas las conservas!
CELESTINO: Sí, hija, ya voy - exclama desde la cocina.
CELESTINO: Sí, hija, ya voy - exclama desde la cocina.
-Entre tanto, otra de sus sobrinas se desplaza por el interior la casa, disponiéndose a realizar cualquier labor doméstica.
De pronto, la jovencita que barre llama a la otra que se encuentra adentro, y le susurra:
MERCEDITA: -Iraida, Iraida, acuérdate de decirle al sr. Pancho que venga dentro de un ratico con la serenata, que hoy es el día de San Celestino.
IRAIDA: -Ay, sí, está bien! - responde desde la puerta con excesivo entusiasmo.
MERCEDITA: -Ah, dile también que se traiga a los muchachos pa´ formá el alboroto.
IRAIDA: -Sí, sí, está bien.
Segundo acto
-En una mañana de tantas, muy temprano, después de incorporarse Don Celestino
Rivas a su periódica
faena, silba una música llanera en la cocina, mientras cuela el café para la venta. Al terminar de colar, toma una taza y se sirve para él. Se echa el primer sorbo, exclamando:
faena, silba una música llanera en la cocina, mientras cuela el café para la venta. Al terminar de colar, toma una taza y se sirve para él. Se echa el primer sorbo, exclamando:
CELESTINO: -¡Ay, sabroso me
quedó este cafecito! No hay cosa más guena que el primer café de la mañana…
-Busca
luego la jarra para verter en ella el resto del café. De pronto, recuerda su
tambora, mira para los lados algo afanado y trata de ubicarla. Al no hallarla
en el lugar acostumbrado, rezonga:
-CELESTINO: Carajo, ¡dónde me habrán
puesto mi tambora? ¿Quién me la habrá cogío? ¡Yo siempre la dejo aquí!
MERCEDITA: -Ay, yo no sé, Papá Gordo. Usté a veces la deja debajo del fogón, al lao de la lata de manteca - señalando hacia el interior de la casa.
MERCEDITA: -Ay, yo no sé, Papá Gordo. Usté a veces la deja debajo del fogón, al lao de la lata de manteca - señalando hacia el interior de la casa.
-En
eso, entre vistazos y rezongadas, Don Celestino halla la tambora, exclamando
nuevamente:
CELESTINO: -Ah, mira dónde
está la condená´! Apuesto que fui yo quien la
puse ahí y no me acordaba... Tendré que decirle a Don Rafael que me prepare algo
pal´ cerebro…
IRAIDA: -Ah, ¿vio?...
IRAIDA: -Ah, ¿vio?...
Tercer acto
-Don
Celestino sale hasta la puerta de su casa, contigua a la calle, coloca su jarra
de café al lado, se sienta y comienza a tocar su tambora, como todas las
mañanas, como señal de que ya está listo el café. Llega primero Don Rafael
Elías Armas, quien vive casi enfrente:
RAFAEL ELÍAS: -¿Cómo
amanece, Celestino?
CELESTINO: -Bien, Rafael.
¿Te vas a tomá uno?
RAFAEL ELÍAS: -¿Será?
CELESTINO: -Claro…El café de
la mañana da juerza, termina ´e despertá a la gente . Eso lo decía mi mai.
RAFAEL ELÍAS: -Bueno, ahora
que dices eso, yo por flojera no hice hoy café en la casa y todavía como que
ando medio dormío.
CELESTINO: -¡Ah, tú ves?
Tómate uno antes de trabajá.
RAFAEL ELÍAS: -Dame acá,
pues.
-En
eso llega Rafael Barrios:
RAFAEL BARRIOS: -Buenos
días.
RAFAEL ELÍAS Y CELESTINO -Buenos
días.
CELESTINO: -¿Quieres uno, Rafael?
RAFAEL BARRIOS: -Caramba, Celestino,
¿cómo no?
CELESTINO: -Antes de que se
me olvide. ¿No tendrás algo pa´l cerebro? Últimamente se me olvidan algunas
cosas.
RAFAEL BARRIOS: -¿Así es la
broma? Sí, en el negocio tengo algo bueno pa´ eso, pasa por allá.
-Seguidamente
pasa el maestro Arturo, camino a la escuela y se detiene:
ARTURO GRAFFE: -Buenos días
a todos.
-Buenos días, maestro- todos
responden, excepto Celestino.
CELESTINO: -¿Vas a queré uno
hoy? Esté me salió aguarapao, como te gusta.
ARTURO GRAFFE: -Bueno, si es
así… Pero me lo das para llevar, tengo algo de prisa. Hoy le tengo varias
actividades a mis alumnos.
RAFAEL BARRIOS -¿Verdad?
ARTURO GRAFFE: -Sí, hay
varias actividades pendientes. Lo que pasa es que me ausenté porque estuve con
Benigna tres días en Altagracia, y, bueno, debo ponerme al día con ellos.
RAFAEL BARRIOS -La broma es
que yo no he visto a Rafaelito agarrando un cuaderno…
ARTURO GRAFFE: -Ah, estaba
por decirle que ese muchacho está flojo en los estudios, además de malcriado.
Debe ponerle carácter.
RAFAEL BARRIOS: -¿Así es? No
se preocupe, que yo tengo un remedio gueno colgando de la paré que acomoda
muchacho.
-ARTURO GRAFFE: (EL MAESTRO ARTURO SE RIE)
–Bueno, los dejo. Gracias, Celestino, está bueno el café.
CELESTINO: -¡Ah, yo te dije!
-El
maestro Arturo se va. En eso llega Julián Aragort y Jonás Rojas:
JONÁS: -Épale! Buenos días
JULIÁN: Buenos días
-Buenos días, todos responden.
CELESTINO: -¿Quieren uno?
JULIÁN: -Claro que sí, Celestino,
eso ni se pregunta.
RAFAEL BARRIOS: -¿Y qué dato
hay pa´ hoy?
JONÁS-Caramba, ahora que lo
dice, anoche soñé con culebra otra vez.
JULIÁN: -¡Eso es el 15 fijo!
-De pronto irrumpe Iraida:
IRAIDA: -¡Sí, eso es el quince! ¿Verdá, Papá Gordo?
CELESTINO:-Mira, muchacha, no te metas en las conversas
de adultos. Váyase pa´ entro!
RAFAEL ELÍAS - ¿El 15? ¿Esa vaina no ique es chime?
JULIÁN -Así dicen…Pero también es el quince. Yo he ganao varias veces con ese número.
JONÁS -¡Y la vaina es que eran dos!
-De pronto irrumpe Iraida:
IRAIDA: -¡Sí, eso es el quince! ¿Verdá, Papá Gordo?
CELESTINO:-Mira, muchacha, no te metas en las conversas
de adultos. Váyase pa´ entro!
RAFAEL ELÍAS - ¿El 15? ¿Esa vaina no ique es chime?
JULIÁN -Así dicen…Pero también es el quince. Yo he ganao varias veces con ese número.
JONÁS -¡Y la vaina es que eran dos!
RAFAEL ELÍAS -¿Dos?
JONÁS -¡Sí, dos culebras, chico!
RAFAEL ELÍAS –Ahhhh!
JULIÁN –Entonces ese es el
215, dos culebras y el quince… Está clarito.
-Se
despide Rafael Elías Armas:
RAFAEL ELÍAS: -Bueno, yo me
voy a abrí el negocio.
CELESTINO: Bueno, Rafael…
-Los
demás también aprovechan a despedirse:
JULIÁN: -Nosotros también
nos vamos, Celestino.
JONÁS: Nos vemos, pues.
CELESTINO: -Nos vemos, pues.
Vayan con Dios.
-Mercedita le exclama a Iraida:
MERCEDITA: -Iraida, voltea las arepas, no las dejes quemá!, continuando su quehacer.
-En eso aparece Chicho González, Isidro Barrios y El Negro Rojas, conversando entre ellos:
-Mercedita le exclama a Iraida:
MERCEDITA: -Iraida, voltea las arepas, no las dejes quemá!, continuando su quehacer.
-En eso aparece Chicho González, Isidro Barrios y El Negro Rojas, conversando entre ellos:
CHICHO, ISIDRO Y EL NEGRO:-Buenos
días.
CELESTINO: - Buenos días. ¿Van
a queré´ uno?
ISIDRO BARRIOS: -Sí, Celestino,
sírvanos.
CHICHO: –Chico, cocomo tete
iba diciendo, Isidro, tengo dos gragrandes y bubuenas, queque ya están
llenando.
ISIDRO: -Bueno, yo me puedo
acercá hasta allá y las vemos -responde Isidro, mientras toma el café.
ISIDRO: -Yo necesitaba cinco
novillas, pero dos también me sirven.
EL NEGRO ROJAS: -Bueno,
chico, yo te dije que tengo varias allá, pero todavía no están llenando. Cuando
pueda, se da una vuelta por la finca pa´ que las vea.
ISIDRO: -Tendría que velas.
CHICHO: -¿Yy cucuándo irías
papa´ llá´?
ISIDRO: -Si puede, ahorita
vamos. Yo no tengo problema.
CHICHO: - Ah, bubueno, vamos
hohorita.
EL NEGRO ROJAS: -Bueno,
Isidro, me avisas pa´ í a ve las bichas. Yo tengo unas, pero todavía no están
llenando, como te dije.
ISIDRO: -Está bien, Negro, yo te aviso.
ISIDRO: -Vamonos, Chicho,
pa´ ve las bichas.
CHICHO: -Vavamonos, pupues.
EL NEGRO ROJAS: -¿Cuánto se
le debe?
CELESTINO: -Son tres,
¿no?…Tres lochas.
EL NEGRO ROJAS: - Tenga,
pues.
ISIDRO: -No, vale, yo pago.
EL NEGRO ROJAS: -Mañana
pagas tú, chico.
CHICHO: -Yy papasao mañana
yoyo.
EL NEGRO ROJAS: -Será…
SE DESPIDEN LOS TRES: -
Gracias, pues. Hasta luego.
CELESTINO: -Hasta luego,
pues.
-Una
vez culminada la faena mañanera, Don Celestino se dispone a retirarse; se
levanta de su silleta y monologa:
CELESTINO: -Ay, caramba,
esto fue tó´ por hoy. Mañana es otro día. Gracias a Dios- dice mirando al cielo
y persignándose.
-Toma
su tambora, su jarra y entra a la casa.
FIN
Cabe destacar que la obra
presenta algunos aspectos satíricos, otros exagerados, creados por el autor, esto
a fin de aportarle mayor interés y jocosidad a la historia. Muchas gracias por
su atención.